INVESTIGACIONES

Mujeres y Energía.

Una radiografía de la experiencia y realidades del sector energético en Chile

Cada día, el sector energético en Chile se consolida como un pilar fundamental para el desarrollo económico y la estabilidad del país.

Este sector cumple un papel crucial al proporcionar la energía necesaria para sustentar la productividad y la competitividad industrial, impulsar la diversificación hacia fuentes más limpias y sostenibles, mejorar la calidad de vida de la población mediante un acceso confiable y asequible a la energía, generar empleo a través de inversiones en infraestructura energética

y fortalecer las relaciones comerciales internacionales al asegurar una infraestructura energética sólida y eficiente.

El aporte de este sector es actualmente de un 5,5% del PIB de nuestro país. Si bien esto está lejos del 10% promedio que ha tenido la industria minera en la última década según la International Cooper Association, la industria energética en materia económica está tomando cada vez más un papel importante y con miras en acercarse a ser un aporte más relevante en las arcas fiscales.

Al mismo tiempo, cumple un rol importantísimo al ser uno de los impulsores y ejemplos de implementación de sostenibilidad y reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero. En 2022 el 56% de la contribución de la energía eléctrica producida se generó desde fuentes renovables, junto con una reducción de 22% de gases de efecto invernadero (GEI) en ese mismo año, mejorando así también la calidad de vida de las personas y de sus colaboradores en la búsqueda de ser una industria sostenible.

Respecto a las personas que trabajan en el sector, en 2021
el Ministerio de Energía analizó en particular el subsector de transmisión y distribución, que consideró cerca de 18.500 colaboradores en total. De esta forma, se identificó que hay un desafío importante en el impulsar la participación de mujeres en este espacio. Esta información, al complementarla con el estudio Deuman en 2019, registró que solamente un 23% de las trabajadoras son mujeres.

Estos antecedentes sugieren que esta industria, como muchas otras, todavía mantiene el desafío de entregar mayores espacios de inclusión a las mujeres y lograr una distribución

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